jueves, 14 de julio de 2011

Historias de Ab3: Caníbales, paletos y astronautas transexuales

AVISO: LA SIGUIENTE HISTORIA PUEDE OFENDER A LOS QUE SE OFENDAN FÁCILMENTE, A LOS FANS DE “LOS INMORTALES 2” Y A LA GENTE QUE CREÍA QUE YO ESTABA MUERTO.


Siempre me ha encantado Chill [un antiguo juego de rol de terror]; tenía una cierta elegancia dentro de su simplicidad que me resultaba atractiva. El problema es que parecía ser incapaz de poner en marcha una partida. Este es un ejemplo de las cosas que solían ocurrir en cada ocasión. 

Estábamos en el sótano de El Disgusto. Yo iba a dirigir la partida, y Psicópata Dave, El Disgusto, El Capullo y El Gordito iban a ser los jugadores [el nombre original de El Gordito, en la historia, es Blobbert Smith. Un juego de palabras entre Robert Smith, el cantante de The Cure, y “blob”, que entre otras cosas, en argot es una masa sin forma, como (por ejemplo) la de los michelines colgantosos de una barriga abundante]


Yo: “¿De verdad? ¿Van a ir a la Gen Con?” 

Psicópata Dave: “Sí, El Pervertido y su cariñín están allí ahora mismo.” 

El Disgusto: “No tengo un gran concepto sobre su gusto con las mujeres, pero tengo que admitir que ese tipo sabe ser romántico.” 

El Capullo: “¿Qué otra cosas podrías esperar de alguien que ha memorizado todas las posturas de las esclavas de Gor?” [una serie de novelas erótico-fantásticas a las que El Pervertido parece estar enganchado]

El Gordito: “¡Bah! ¡Romanticismo! ¿Qué es el romanticismo, sino una llamada a propagar la continuidad de la sangre? ¿Y acaso no es cierto que todos los amantes, al final, se transforman en polvo?” 

El Capullo: “¿Tú no solías ir al club audiovisual con nosotros?” 

El Gordito: “En mi juventud, manejé más de un proyector. Solía caminar entre los estudiantes, pero, ¿acaso me veían?” 

Yo: “¿No solías ser un tanto menos... siniestro?” 

Psicópata Dave: “¿Y un tanto menos... gordo?” 

Yo: “¡Dave!” 

Psicópata Dave: “¡Bueno, mírale! ¡Es enorme! ¡No es un jugador, es una estación de combate!” 

Yo: “Lo siento mucho, Gordito. Dave piensa que es un tipo gracioso.” 

El Gordito: “No me siento insultado. Ostento mi obesidad como una insignia de honor. Resulta que el médico me dijo que yo era diabético; me dijeron que si no cambiaba mis hábitos alimenticios, moriría.” 

El Capullo: “Guau.” 

El Gordito: “Pero ahora os pregunto... ¿Merece la pena vivir la vida sin las chocolatinas de crujiente galleta? Yo os digo: ¡No! ¿Hay que elegir entre la muerte o los dulces? Yo os digo: ¡Pues dejad que las figuritas de mazapán sean mi Parca!” 

El Disgusto: “¡Amén, hermano!” 

Yo: “Bueno, si estás viviendo tu sueño, tengo que respetarlo... más o menos. Hagamos los personajes, ¿vale?” 


Fue bastante sencillo guiarles a través de la creación de personajes, pero cuando llegó la hora de determinar el equipo, Psicópata Dave comenzó a ponerse quisquilloso. 


Psicópata Dave: “¿Pero qué mierda de tabla de armas es esta?” 

Yo: “¿Qué quieres decir?” 

Psicópata Dave: “Es UNA tabla. ¡Y cubre todos los daños para armas de fuego! Es una blasfemia. Es como Rolemaster para subnormales.” 

El Capullo: “A mí me parece que está bien.” 

Psicópata Dave: “¿Una tabla para todos los tipos de armas de fuego? ¿Una tabla para revólveres y ametralladoras automáticas? ¿Una tabla para rifles y armas de asalto? ¿Y qué pasa con la munición explosiva y perforante?” 

Yo: “Bueno, el juego no se adentra en tantos detalles.” 

Psicópata Dave: “¿Y entonces cómo esperas que rolee adecuadamente a mi personaje?” 

El Disgusto: “Esta es una partida de Ab3. Se juega a base de burlarte de lo insultantemente patética que es.” 

El Capullo: “Ouch.” 

El Gordito: “¿No podemos aceptar el hecho de que jugamos porque somos la escoria de la sociedad? ¿Que la misma esencia de nuestro dolor personal es lo que nos ha reunido aquí?” 

Psicópata Dave: “Creo que me gustabas más cuando empleabas tu tiempo en doblar cintas de El Misterioso Teatro de la Ciencia con el equipo del instituto.” 

Yo: “¿Patética? ¿Me estás acusando de ser patético?” 

El Disgusto: “Tú rezumas patetismo.” 

Yo: “Vale. ¿Por qué no nos dices por qué odiaste mi campaña de D&D?” 

El Disgusto: “Porque no era más que un estúpido limpia-mazmorras.” 

Yo: “Muy bien. Por cierto, ¿cuál era el argumento de tu partida de Star Frontiers?” [un antiguo juego de TSR que fue uno de los primeros juegos de rol de ciencia-ficción]

El Disgusto: “Un tío que conocéis en un bar de una estación espacial quiere que recuperéis un artefacto perdido en un complejo subterráneo abandonado años atrás, que ha sido ocupado por mutantes.” 

Yo: “Ya veo. Y ahora dinos, ¿cuál era el argumento de tu partida de Boot Hill?” [otro antiguo juego de rol de TSR, co-escrito por Gary Gygax; la primera edición data del 75, lo que le convierte en el primer JdR ambientado en el salvaje oeste]

El Disgusto: “Un viejo buscador de oro conoce a vuestros personajes en un saloon y os pide que le ayudéis a conseguir algo de oro de una vieja mina abandonada que ha sido ocupada por indios apaches adoradores de Lovitar” [un Dios de la mitología finlandesa, creo, adoptado entre otros por D&D para el panteón de los Reinos Olvidados]

Yo: “Y por último, ¿cuál era el argumento de tu partida de Shadowrun?” [un JdR que mezcla ciencia y magia en un entorno tan moderno como arcano]

El Disgusto: “Un viejo mago os paga para que robéis ciertos datos de un complejo subterráneo guardado por un dragón.” 

Yo: “Y tú odias los juegos limpia-mazmorras.” 

El Disgusto: “Apasionadamente.” 

Yo: “Pero te encantan las ironías.” 

El Disgusto: “La ironía es para los perdedores, Ab3. Los perdedores como tú.” 

El Capullo: “¿Puede mi personaje ser un vampiro?” 

Yo: “No, en este juego lucháis contra los vampiros. Los vampiros son malvadas amenazas bebedoras de sangre.” 

El Capullo: “Bueno, quizá podría ser un vampiro con alma, que lucha contra la maldad porque está en una búsqueda personal de redención.” 

Psicópata Dave: “Esa es, sin duda, la cosa más estúpida que jamás haya oído.” 

El Capullo: “Vale, entonces simplemente jugaré con un poli bueno con malos modos, llamado Arnold Eastwood.” 

Psicópata Dave: “Yo jugaré con un cazarrecompensas llamado Beauford Fett.” 

El Disgusto: “Mi personaje es un ninja. Nadie sabe su nombre auténtico, así que podéis llamarle... El Verdugo.” 

El Gordito: “Mi personaje es un astronauta transexual con algo que demostrarse a sí mismo.” 

Yo: “...interesante mezcla.” 

Psicópata Dave: “En sus ratos libres mi personaje caza y mata empleados de Starbucks” [una cadena de cafeterías (como el McDonald’s pero en café) muy popular en los EEUU y que amenaza con extenderse...]

El Capullo: “Mi personaje guarda las cenizas de su fallecido compañero en una bolsita de piel que cuelga alrededor de su cuello.” 

El Disgusto: “El arma favorita de mi personaje es un bate de béisbol de aluminio al que llama Justicia.” 

El Gordito: “Mi personaje es un fugitivo del gobierno porque sabe que los aterrizajes en la luna fueron un engaño.” 


La partida aún no había empezado, y yo ya estaba poniéndome de parte de las fuerzas de la oscuridad. En Chill, los personajes eran todos miembros de una organización super-secreta que luchaba contra monstruos y fantasmas, llamada S.A.V.E. Decidí que iba a hacer que todos fueran aceptados en la organización al mismo tiempo. 


Yo: “El profesor Kruthers os da la bienvenida a todos a la organización, y os da a cada uno un pin para la solapa, con la insignia de S.A.V.E.” 

El Capullo: “Guay.” 

El Disgusto: “¡El Verdugo pincha el suyo EN SU CARNE DESNUDA!” 

El Gordito: “Mi personaje pincha el suyo en el pañuelo de seda arrugada que lleva alrededor del cuello.” 

Psicópata Dave: “Yo lanzo el mío a la otra punta de la habitación y le digo a Kruthers que le folle un pez.” 

Yo: “¿Qué?” 

Psicópata Dave: “Beauford Fett no trabaja a las órdenes de nadie.” 

Yo: “Pero... la premisa del juego es que todos trabajáis para S.A.V.E.” 

Psicópata Dave: “Bueno, de modo que para tí la premisa es más importante que la libertad de acción, ¿no?” 

Yo: “Me parece muy bien la libertad de acción, pero esto es como jugar a Star Trek cuando uno de los personajes rehúsa trabajar para la Flota Estelar.” 

El Capullo: “Bueno, de hecho eso pasa muchas veces. ¿Recuerdas la última partida de Star Trek? El Disgusto quería llevar un ninja.” 

El Disgusto: “¿Cómo podría la Flota Estelar no emplear ninjas? Es lo único que evita que los Klingons ataquen en masa.” 

Psicópata Dave: “Mira, formaré parte del club de los monstruos estúpidos si eso te hace dejar de quejarte y lloriquear, pero no pienso llevar ningún pin mágico para maricones.” 

Yo: “Vale, vale.” 

El Disgusto: “¿Puedo ponerme yo su pin?” 


Rápidamente terminé con los preparativos y pasamos a discutir su misión. Tenían que marchar a Atlanta, Georgia, donde investigarían una serie de asesinatos caníbales con aspectos decididamente sobrenaturales. 


El Capullo: “Mientras estamos en el avión, escucho una versión en cassette del Necronomicón.” 

Yo: “No, ni hablar.” 

Psicópata Dave: “Mi personaje mea en el lavabo del cuarto de baño.” 

El Disgusto: “No puedo creer que te deje usar mi servicio.” 

Psicópata Dave: “Mira quién fue a hablar, el chico de las botellas.” 

El Gordito: “Mi personaje medita sobre la posibilidad de lanzarse a sí mismo/misma fuera del avión, como método para combatir el corrosivo malestar que le/la afecta.” 

Yo: “Vale.” 

El Gordito: “Pero, en lugar de eso, se limita a pedir un segundo postre.” 

Yo: “Me alegro de que superaras esa pequeña crisis. Ahora vuestros personajes salen del avión, y vuestro contacto, Brian Hayes, os está esperando. Distinguís fácilmente las suaves facciones del afroamericano por su distintivo pin de S.A.V.E.” 

El Capullo: “Le saludo con el apretón de manos secreto.” 

Yo: “S.A.V.E. no tiene apretones de mano secretos.” 

El Disgusto: “Yo me aseguro de que ninguno de los inspectores de equipaje descubra mi maletín lleno de armamento ninja.” 

El Gordito: “Mi personaje pestañea seductoramente hacia Brian Hayes e instantáneamente se odia a sí mismo/misma por hacerlo.” 

Psicópata Dave: “Ey, ey. Espera un minuto, no cortes la llamada.” 

Yo: “¿Qué?” 

Psicópata Dave: “¿Un negro? ¿Tenemos que trabajar con un jodido negro?” 

Yo: “Es un PNJ, está aquí para ayudar a vuestros personajes.” 

Psicópata Dave: “¿Ayudarnos a qué? ¿A aprender cómo abusar de los servicios de caridad?” 

El Gordito: “¡Dulce y refrito Jesús! ¿Qué pasa contigo?” 

El Disgusto: “¿Yo encuentro mi equipaje?” 

El Capullo: “Mira, esto no es Paletos: El Linchamiento.” 

Yo: “¿Por qué es importante? ¿De verdad vas a armar un escándalo por esto?” 

Psicópata Dave: “¿Y qué será lo próximo? ¿Explorar mazmorras con orcos de peluche?” 

El Capullo: “Tío, sabía que eras racista, y sabía que estabas loco, pero lo que no me imaginaba era que fueses una especie de loco racista.” 

El Disgusto: “¡Hola! ¡Equipaje! ¿Debería hacer una tirada de búsqueda?” 

El Gordito: “¿Acaso no diriges tu ira hacia los hombres de color porque te odias a ti mismo?” 

Psicópata Dave: “Ah... no.” 

Yo: “Vale, mira. Si te hace feliz haré que Brian Hayes sea blanco.” 

Psicópata Dave: “¡Demasiado tarde! Ya has dicho que era negro. ¡Es negro! No vale cambiar.” 

Yo: “Oh, por el amor de Dios...” 

El Disgusto: “¿Dónde está mi equipaje?” 

Yo: “Lo mandaron a Los Ángeles, todo tu equipaje está en Los Ángeles.” 

El Disgusto: “Supongo que sabes que esto significa guerra.” 

Psicópata Dave: “¿Ves? ¡Seguro que los sin techo de Hayes lo robaron!” 

El Gordito: “Oh, puede que manipulen nuestras maletas indebidamente, pero jamás podrán hacerse con nuestras almas.” 

Yo: “S.A.V.E. os dará una paga modesta para comprar ropas y equipo.” 

El Capullo: “¿Puedo comprar una armadura para el torso con bordado de oro?” 

Yo: “Brian Hayes os conduce hasta un hotel de cinco estrellas. Por el camino os cuenta acerca del extraño caso de los asesinatos caníbales. Os explica que cada una de las víctimas fue aparentemente tragada por las sombras, y más tarde sus cuerpos parcialmente devorados fueron encontrados en el parque. Una fila de pisadas rojas y pegajosas partía de cada uno de los cadáveres, pero aparentemente no llevaban a ninguna parte. Las pisadas se desvanecieron tras veinticuatro horas, y no pudieron ser fotografiadas. Cada víctima pareció ser tragada por las sombras y luego abandonada en otra parte.” 

Psicópata Dave: “Le pincho a Brian Hayes con un boli en el cuello y le grito: ¡Quizá eso sea sólo lo que tú quieres que creamos! ¡Apuesto a que no pagaste por este coche!” 

El Capullo: “¿Qué?” 

El Disgusto: “Yo bajo mi ventanilla y me subo al techo del coche... ¡al estilo ninja!” 

Yo: “Brian Hayes le pregunta a Beauford si tiene algún problema.” 

Psicópata Dave: “Yo le respondo que le estoy vigilando.” 

El Gordito: “Yo vuelvo a subir la ventanilla para que nuestro compañero ninja no pueda volver a entrar.” 

Yo: “Como sea. Brian os lleva a vuestro hotel y os ayuda a acomodaros. Os dice que en unas pocas horas os llevará a una de las escenas del crimen.” 

Psicópata Dave: “Hazme saber si tengo alguna oportunidad de quedarme a solas con ese tío.” 

Yo: “¿Por qué?” 

Psicópata Dave: “Ya lo sabrás, Don Me-Confunden-Las-Tablas.” 

El Gordito: “Una vez que mi personaje está solo en su habitación, se pone un vestido de verano, una máscara de gorila y un cinturón con un pene colgando, y comienza a jugar a la ruleta rusa.” 

Yo: “Creo que estoy repitiéndome mucho hoy, pero... ¿por qué?” 

El Gordito: “¡Porque el DOLOR le consume!” 

El Disgusto: “Yo compruebo que no haya ninjas en mi habitación.” 

Yo: “La habitación está completamente libre de ninjas.” 

El Disgusto: “¿Cómo lo sabes si ni siquiera has tirado los dados?” 

Yo: “¡No hay ninjas en la jodida habitación! Deben haber mandado un equipo de fumigación anti-ninja antes.” 


Algunas horas más tarde, Brian Hayes volvió para decirle a los personajes que había habido otro asesinato. Por supuesto, esto propició otra retahila de acusaciones e intentos de ahorcamiento por parte de Psicópata Dave. Finalmente conseguí que se pusieran en marcha, pero las cosas volvieron a detenerse cuando El Disgusto insistió en que su personaje escalaría hacia abajo las paredes del hotel. 

Poco después los personajes se encontraron en una muy reciente escena del crimen. Se tomaron un momento para examinar el cuerpo mordisqueado y las grandes pisadas que parecían de alquitrán. 


El Capullo: “Uhm, ¿por qué no ha llegado aún la policía?” 

El Gordito: “Mi personaje mira hacia el cadáver y considera que quizá, en última instancia, todos somos bocados dispuestos en un plato cósmico.” 

El Disgusto: “Sí, ¿por qué no está aquí la policía?” 

Yo: “Brian Hayes os explica que...” 

Psicópata Dave: “Mi personaje grita: ¡Es una trampa! y se lanza sobre el astuto PNJ.” 


(una breve pelea después) 


Yo: “Bien. Brian Hayes vuelve a guardar el spray anti-atacantes en su chaqueta, mientras el personaje de Psicópata Dave grita y corre dando vueltas en círculo.” 

Psicópata Dave: “Lo dudo. Biff Bam y yo solíamos usar ese spray el uno con el otro todo el rato para mantenernos viriles. Estoy seguro de que Beauford Fett está quitándoselo de encima y esperando su oportunidad.” 

Yo: “Brian Hayes os explica que la policía aún no ha llegado porque aún no saben que se ha cometido otro asesinato.” 

Psicópata Dave: “¡A-HÁ!” 

Yo: “Brian Hayes sigue explicando que la razón por la que él sabía del crimen es que está sufriendo extraños sueños de naturaleza profética.” 

El Disgusto: “Es como si tuviese un sentido del peligro ninja.” 

El Capullo: “Aún mejor, tiene poderes psíquicos.” 

Psicópata Dave: “Oh, ya lo cojo. Es negro y tiene un sueño. Muy bonito, muy políticamente correcto.” 

El Gordito: “Tus mofas xenófobas comienzan a ser agotadoras.” 

Psicópata Dave: “Y a ti el culo te huele a queso, ¿a dónde quieres llegar?” 


La siguiente hora fue invertida en la investigación... en el sentido más amplio del término. El Capullo intentó reunir pistas, pero necesitaba un montón de ayuda del PNJ. Desgraciadamente, no obtuvo un montón de ayuda del PNJ porque Psicópata Dave se pasó la mayor parte de la partida intentando envenenar, asesinar o deportar al PNJ. El Gordito intentó ayudar, pero dado que su estilo de interpretación estaba en algún punto intermedio entre el roleo normal y el arte conceptual interpretativo, en realidad no era de ninguna ayuda. Como el personaje de El Disgusto era un ninja, permaneció en las sombras y acarició su bate de béisbol. Quizá fuese mejor así. 

Finalmente el grupo dedujo que había un dios azteca caníbal suelto por ahí, y le rastrearon hasta la casa de un importador en la parte más sórdida de la ciudad. Cogiendo sus ideas de todas y cada una de las películas de terror jamás filmadas, el grupo decidió atacar a los monstruos en plena noche, con una planificación y un armamento mínimos. 

Pero antes de que eso ocurriera, tuve que excusarme e ir al cuarto de baño. 


Psicópata Dave: “Tardaste un buen rato.” 

El Capullo: “Espero que todo te saliera bien.” 

El Gordito: “Creo que deberíamos intentar razonar con el dios caníbal.” 

Yo: “Eh, El Disgusto...” 

El Disgusto: “¿Sí?” 

Yo: “¿Cuánto hace que tus padres no están?” 

El Disgusto: “Sólo durante todo el día de hoy, y vuelven por la mañana. ¿Por qué, te quieres casar con ellos?” 

Yo: “¿Y cuánto hace que Lamont está encerrado en el armario de la ropa limpia?” 

El Disgusto: “¿Le dejaste salir?” 

Yo: “Sí.” 

El Disgusto: “Pero serás nenaza.” 

Yo: “¿Por qué tratas tan mal al pobre animal?” 

El Disgusto: “¡Ese puto perro se lo estaba buscando!” 

Yo: “¿Qué hizo?” 

El Disgusto: “Estaba despanzurrado en el sofá del amor, intentando disfrutar del clásico del cine, Las Aventuras de Tennessee Buck [una película chorra de aventuras de 1988], y acababa de empezar la escena del masaje con las nativas, ¡cuando el puto perro frotó su nariz pegajosa contra las plantas de mis pies!” 

El Capullo: “Eso sí que es aguar la fiesta.” 

El Gordito: “Ah, recuerdo la primera vez que mis padres entraron en mi habitación y me encontraron con mi camiseta agarrada entre mis dientes y Hardbodies puesta en el vídeo” [una película playera-erótico-festiva de los 80 con abundancia de glándulas mamarias femeninas en pantalla]

Yo: “¿Y castigaste a tu perro por eso?” 

El Disgusto: “Los perros son como las mujeres, sólo reaccionan ante hombres fuertes y dominantes, como yo.” 

Yo: “Eso sonaría mucho más impresionante si no hubieses llorado como un bebé al final de Los Inmortales.” 

El Capullo: “Yo lloré al final de Los Inmortales 2.”

Psicópata Dave: “Todos lo hicimos, Capullo, todos lo hicimos.” 

Yo: “Por supuesto, te darás cuenta de que después de estar casi un día entero en el armario de la ropa limpia, ya no tienes ropa limpia.” 

El Disgusto: “¡Me cago en el puto perro! ¡Le voy a dar más palos que a una estera! 

Yo: “Volviendo a la partida... por favor... ¿Cómo vais a colaros, chicos?” 

Psicópata Dave: “¡Derribamos la puerta principal de una patada!” 

El Gordito: “Pero qué sutil.” 

Yo: “De acuerdo. Entráis a saco y encontráis esas extrañas pisadas sangrientas por todas partes. Brian Hayes os guía a través del pasillo, hasta el...” 

Psicópata Dave: “Espera, ¿está delante de nosotros?” 

Yo: “Sí, y él...” 

El Disgusto: “¡Postura ninja!” 

El Gordito: “Mi personaje se agarra los machos y se prepara para el combate.” 

El Capullo: “¡Idiota! Nunca te lleves los machos a un tiroteo.” 

Psicópata Dave: “Le disparo a Brian Hayes en la nuca.” 


(tirada de dados) 


Yo: “¿Que tú qué?” 

Psicópata Dave: “Veo en esta tabla tuya para maricas que Brian Hayes es ahora un ex-PNJ.” 

Yo: “¿Por qué?” 

Psicópata Dave: “Porque interpreto a mi personaje.” 

El Capullo: “¡Eres un gilipollas! ¿Por qué has tenido que arruinarlo todo?” 

Psicópata Dave: “Porque no va a tocarle siempre a El Disgusto.” 

El Disgusto: “¡Esto es demasiado! Ataco al astronauta transexual de El Gordito.” 

El Gordito: “Mi personaje grita como una mujer y luego agarra su pistola.” 

Psicópata Dave: “Yo provoco a El Capullo bailando sobre los sesos del PNJ.” 


(un montón de dados ruedan sobre la mesa. Arriba en la cocina, es ignorado el sonido de un perro intentando utilizar un abrelatas desesperadamente) 


Yo: “Bien, todos vosotros estáis muertos o agonizantes. Espero que estéis contentos.” 

El Capullo: “¿Puedo hacer una tirada para volver a meterme dentro mis entrañas? Tengo primeros auxilios.” 

Yo: “La temperatura parece bajar en toda la habitación mientras observáis al dios azteca caníbal materializarse desde las sombras. Os observa con una mirada de deseo, la sangre goteando de su cara esquelética.” 

Psicópata Dave: “Que se atragante... que se atragante...” 

El Gordito: “Hago un último gesto desafiante... en cuanto mi personaje encuentre su brazo. Sé que está aquí, por alguna parte...” 

Yo: “El dios azteca caníbal se da media vuelta, asqueado. No os encuentra, a ninguno de vosotros, apetecibles en absoluto.” 

El Disgusto: “¡Pero si los ninjas están deliciosos!” 


Vendí mi juego completo de manuales de Chill en la tarde siguiente, y doné todo el dinero que saqué a la Fundación Universitaria para Gente Negra. Me pareció que era lo único que podía hacer.

2 comentarios:

Unknown dijo...

¡PERO MI CORAZÓN LLORA!

Rafagast dijo...

¿Por que Orkito?