Pentapinus es una gran ciudad en la que perderse, una gran ciudad en la que enamorarse incluso una gran ciudad en la que ser asesinado, pero sin duda era una gran ciudad…
-¡QUITATE DE EN MEDIO MONTÓN DE ESTIÉRCOL!
…aunque sin duda era más grande para algunos que para otros.
El joven ladronzuelo miro sorprendido la suela de sus zapatos donde parecía venir esa chillona voz femenina, casi vacía el contenido de su vejiga al encontrase su mirada con los pequeños ojos morados de Mora.
-¡CASI ME PISAS MALDITO TORPE HUMANO!
-Perdone Lady Mora, no la había visto- Respondió el joven bribón tragar saliva, Mora le miro fijamente a los ojos de manera inquisitiva, durante unos minutos la tensión podía ser cortada y untada como la mantequilla.
-¿Y bien?-Dijo Mora para romper el silencio.
-¿Qué?
-¿No le vas abrir la puerta a esta dama?
-¿Eh? Si claro- Dijo el ladrón mientras le abría la puerta a la dama Mora.
Mora es conocida por ser una de las mas rápidas, mortíferas y escurridizas asesinas del Vosque, también era de las mas pequeñas, el joven ladrón se sintió afortunado al cerrarse la puerta de la taberna tras pasar Lady Mora, también sintió como crecía una mancha húmeda y calidad en su entrepierna.
La posada del “Árbol Caído” era uno de los lugares mas sombríos y poco recomendables de Pentapinus, pero útil si querías contratar gente sombría y poco recomendable, también era útil si lo que querías era suicidarte.
La pequeña hada abrió las alas y echo a volar por encima de las nubes de humo de tabaco para divisar en una esquina una mesa apartada en la que había sentado un hombre que claramente desentonaba con toda la demás gente de la sala, el llevaba camisa blanca, la pequeña asesina tardo menos de un pestañeo para estar frente al extraño, mas extraño, personaje.
-Mora- Dijo el hombre en forma de saludo.
-Fate- Respondió Mora con tono de burla.
-Doctor Fate de hecho- Dijo sonriendo mientras le daba una calada a su pipa.
Fate no le hacia gracia a Mora, y odiaba que siempre contara el mismo chiste sin gracia, pero lo que mas odiaba era su sonrisa de “todo va guay”, eso y su jodida forma de hablar, siempre tan formal, pero lleno de dobles sentidos y juegos de palabras, curiosamente lo odiaba por que le recordaba a su propia gente.
-Corta el rollo ¿Cuál es el trabajo?
Fate borro su sonrisa, cerro los ojos y dijo el nombre de la víctima mientras suspiraba
-Hynorius Vosc
-Se llama igual que el purificador druida.
Fate abrió los ojos y le hecho una mirada a Mora que se podría definir como larga, tendida y contundente.
-¡NO JODAS!
-Shhhhhhhh
- ¡NO! ¡NO! Y ¡NO! No estoy obligada a meterme en los problemas de tu cofradía clandestina de antinaturales.
-¿Acaso no olvidas cual es nuestro pacto? - Dijo Fate contundentemente- ¿Acaso ya no quieres lo que te ofrecí?
Mora le miro fijamente a los ojos del, en apariencia, joven mago, su odio parecía atravesar el vidrio de su lentes redondas y reventar en su verde iris, durante un segundo lo pensó, luego miro al vacío resignada.
-Cuanto me ofrecen tus jefes por el- Dijo resignada
-Una moneda de oro.
-¡NO ME JODA!
-Sabes como va esto, pagan en proporción al tamaño, si todas las hadas se hiciesen asesinas seria un caos, tienes suerte que no sea en proporción al peso.
Hubo un silencio incomodo entre ellos.
-Lo hecho hecho esta, pequeña hada
-Que te den- Respondió Mora antes de marcharse cabreada.
Demasiadas pequeñas para sentir más de un sentimiento, no significa que no puedan cambiar en odio el amor- Pensó Fate mientras la veía marchar, la había prometido demasiado, pero por lo menos era factible, el mago de las 7 vidas bebía te y fumaba mientras sonreía, la noche era joven y tenia la magia de su lado.
A la mañana siguiente los guardias se vieron deseando no encontrarse en sus zapatos ¿Qué seria mas difícil?¿Explicarle al Gran Druida que su maestro purificador ha sido asesinado delante de sus napias o que la posible asesina paso por al lado de sus propias cabezas sin poder atraparla? Claro que no le fue mejor al gran purificador, había pasado justo por su cabeza.
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